Lo voy dejando y dejando a espera de hacer algo bueno, pero está claro que a este paso nunca llegará.
Al final me he decidido a ir desgranando los detalles que más me llamaron la atención en la visita.
La biblioteca de la villa es una sorpresa que aparece tras subir una escalera de caracol superestrecha. De hecho, en las visitas es un problema, porque hay que ir avisando de que se baja o se sube ya que es imposible que dos personas pasen al mismo tiempo.
La estancia en un primer momento da vértigo, parece que los libros se suceden hasta el infinito y que el suelo está en suspensión. Se trata de un juego de espejos muy ingenioso, pero hasta que no lo descubres el estómago puede ponerse del revés. Fue muy gracioso ver como la gente se ponía de cuclillas para tocar los espejos y certificarse de que no se iban a caer por el hueco.
Quinta da Regaleira: Techos
Quinta da Regaleira: Grutas
Quinta da Regaleira: Pozos
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