Azenhas do Mar es un pueblecito aún más pequeño que el del anterior relato.
Todo el pueblo tiene peligro de derrumbe ya que ha sido contruido sobre una gran roca que mira al mar, lo que hace que un día cualquiera un falla en el terreno haga desaparecer todo. Las casas han sido contruidas aprovechando los huecos y formas del terreno, lo que hace que tengan estrechas escaleras internas, pequeñas habitaciones y cuartos de baño donde es mejor no desperdiciar ni una gota de agua del suministro. Son todos esos detalles los que le dan un encanto especial al lugar.
Por lo que he podido saber, casi todos los habitantes tienen alguna relación de parentesco entre ellos; los vecinos son, en su mayoría, primos, hermanos, cuñados y demás familia. Alquilar o comprar allí se convierte en una tarea de confianza, no permiten la entrada a cualquiera. Tuve la suerte de tener una maravillosa anfitriona, que además me presentó a uno de los habitantes de su patio trasero, os dejo una foto en la que está todo pancho él, tomando el solete.
La poca playa de la que se dispone ha sido aprovechada ganándole terreno al mar con la creación de una piscina oceánica (en la imagen de googlemaps sale vacía, pero cuando se llena es una gozada).
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