La necesidad es la madre del ingenio. Por eso, cuando fuera hace frío y llueve, incluso se oye el golpeteo del granizo, y uno está con antojo de carne a la parrilla, se hace necesario improvisar y buscar soluciones diferentes. El resultado fue fantástico y conseguimos tener un gran tentempié de domingo.
Para acompañar la carne, un tinto alentejano que fue comprado en un momento casi publicitario. No fui capaz de resistirme ante una botella que tenía grabado el número 7 en dorado. Tenía que ser bueno a la fuerza; así que, a la saca. Sólo puedo decir que no defraudó y que fue un buen acompañamiento para la velada.
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