Salpimenté las alitas y les añadí un poco de perejil, después las metí en un cuenco y las dejé bañándose en la cerveza como una hora. Bien escurridas se fueron para una fuente de horno. Aproveché para mojar en la mezcla unas patatas blancas pequeñas, después las coloqué en el medio de la fuente, salé y les eché un chorrito de aceite de oliva (sólo a las patatas, que las alas ya tienen grasa suficiente).


A 200 grados estuvo la bandeja en el horno unos 50 minutos (a mitad de cocción le di la vuelta a las alas para que se doraran por todas partes).
El resultado fue mucho mejor de lo esperado!! Las alitas quedaron supercrujientes y conservaron el aroma a cerveza. Las patatas cogieron una rica costra y por dentro estaban blanditas y deliciosas.
Se repetirá la experiencia.
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