jueves, 22 de septiembre de 2011
Típico portugués: Bacalhau com natas
Una de las cosas que más se sorprendió al llegar a Portugal fue la cantidad de preparaciones de bacalao que tienen en las que el producto estrella queda enmascarado. En Galicia la forma de comer el bacalao es cocido (y bañado en un rico sofrito de aceite, ajo y pimentón) o a la plancha; en ambos casos cuanto más hermoso sea el toro mejor.
Aquí han aprendido a utilizar las partes menos nobles del pescado convirtiéndolas en pataniscas o haciendo platos como el Bacalhau à Brás o el archifamoso Bacalhau com natas (con sus mil y una variantes).
Tuve la suerte de que la primera vez que probé el bacalhau com natas fue en casa de una amiga, que lo preparó sin abusar de los aceites e incorporando gambas a la receta. Riquísimo es decir poco!!!
Es de los pocos platos portugueses que cocino habitualmente, aunque procuro no pasarme ya que es una bomba de calorías.
La versión de las fotos de hoy es tiene un estilo a lo pobre (no tenía gambas y tuve que substituirlas por surimi) y huye del exceso de grasa en la receta (no puse la capa final de nata por encima). De todos modos, la receta os la pongo a lo rico rico:
Ingredientes:
- 600 gramos de bacalao desalado y sin espinas
- 1 kg de patatas
- Un par de cebollas hermosas
- Aceite de oliva
- Un puñado generoso de gambas peladas
- Leche
- Harina
- 200 ml de nata para cocinar
- Queso para gratinar
- Sal, pimienta y perejil.
El plato es un poco laborioso porque hay que ir preparando varias cosas al mismo tiempo.
Hay que comenzar poniendo a cocer el bacalao en leche, procurando que no llegue a hervir. Por otro lado, se frien las patatas como si fueran para una tortilla (procurando que no queden crujientes sino melosas). En una sartén con buen fondo se pone el aceite y se pochan las cebollas cortadas bien finas.
Una vez la cebolla esté dorada, se escurre el bacalao (reservando la leche de la cocción) y se incorpora a la sartén en la que está la cebolla junto con las gambas. Salpimentar a gusto y añadir un poco de perejil. Dos vueltas para incorporar todos los ingredientes.
Es el turno de preparar la bechamel (es como si fuérais a hacer croquetas): poner un par de cucharas de harina sobre la farsa (la mezcla de cebolla, bacalao y gambas) y dar vueltas hasta que no se vean motitas blancas. Seguidamente se va incorporando la leche en la que habéis cocido el bacalao, hasta que consigáis una mezcla de bechamel ligera. (Hay quien añade nata a la bechamel, pero para mi gusto ya es demasiado)
En este momento las patatas ya deberían estar fritas, escurrirlas bien e incorporarlas a la mezcla anterior.
Llega el turno de colocar en la bandeja para horno todo el preparado. Por encima se colocan los 200 ml de nata, procurando que formen una capa blanca que cubra todo, pero sin remover. Por último, queso para gratinar (en este caso usé mozzarella en lonchas), al horno hasta que la parte de arriba se ponga dorada y listo!
Para aligerar el plato un poco, lo mejor es servirlo con ensalada de zanahoria. Aunque parezca mentira, le da un toque de frescor al conjunto y encaja de maravilla con el sabor del plato.
Típico portugués: Amêijoas à Bulhão Pato
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